martes, 5 de abril de 2011

Basado en una historia real… de cadenas que te atan. El eterno camino del conformismo.

 
"Nada más nacer empiezan a corrompernos, crecemos y envejecemos en absoluta sumisión".
 
Siempre estaremos sometidos a algo, aunque quieran inculcarnos lo contrario. De jóvenes somos esclavos de una mente que aún se tiene que acabar de formar, de unas normas que deseamos romper pero que tantas cosas nos lo impiden. Estamos sometidos a una constante vigilancia, a unos libros y unos determinados estudios, muchos de los cuales no nos servirán si no es para destacar por encima de los demás tras haber sacado la mayor nota después de estar preparándote para ello y poder llegar a ser algo en la vida.
 
Más tarde, se abrirán nuevos caminos ante nosotros, pero seguiremos siendo esclavos, esta vez de un trabajo mediocre (aún hay quien piensa que el trabajo dignifica) y es entonces cuando nos daremos cuenta de que lo único que hemos hecho ha sido esforzarnos para que en realidad el que consiga ese trabajo que tanto deseábamos sea el que más dinero tenga (o el que más enchufado esté, una de dos).
 
Una vez cumplidos los 67 (como una de las leyes que éste, nuestro maravilloso gobierno, ha implantado vendiéndonos que será mejor para nosotros mismos y para la sociedad en general) y habiéndonos jubilado, seguiremos estando sometidos al paso de los años que cada vez nos privará más de hacer cosas que tanto nos gustaría hacer, y sentados en una silla o parados frente a una ventana de una fría residencia, recordaremos lo que éramos hace unos años y en lo que nos habremos convertido. Es entonces cuando comprenderemos lo que cuesta estar muert@ (aún así, hasta de la muerte somos esclavos).
 
Siempre habrá quien quiera demostrarnos que somos libres… Yo, a día de hoy sigo manteniendo que la democracia es una farsa.
 

Incendiaremos el mundo otra vez

Y volveremos, con varios años más a las espaldas pero con la misma fuerza con la que empezamos. Y seguiremos, con las mismas ganas...